sábado, 26 de septiembre de 2015

Amanecer



Amanecía, el Sol iba abriéndose paso
las tinieblas venciendo...
Y vivificante fulgor esperé,
saturación colorida
rosas desplegando aromas,
en saturación aromática.
La mirada elevé...
Miré la celeste bóveda y una estela, 
plena de secretos.
Amplié la sonrisa
saludé a los antiguos maestros
y abrí los libros...
Impartiré cátedras
seguiré la senda
de quienes abrieron universos
lejanos a la hipocresía.
GRACIAS, maestros,
soy su pequeña aprendiz,
ansiosa, siempre, de sus conocimientos.
Ellos conllevan sabiduría y
sed de amar.
...Entonces pensé en él,
tan distante y cercano.




Martha Elsa Durazzo Magaña
Derechos Reservados de autor 2015.


Foto: Miriam Caloretti

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