Brazos engarzados, recorriendo esferas del orbe.
Soledad, el opresor silencio
inclemente...,
ausencia de correspondidos amores, asolaban mi existencia.
El gozo de vivir era mascarada
Las consonancias de poseer manos entrelazadas, partían...
Aceptar que viriles manos acariciaran cual compañeras cálidas, parecían ausentarse del descubrimiento externo...
Y la copa carecía de brindis, del amoroso elevar los cristales.
Mis manos parecían ansiosas y solemnes conservando su dominio, pese a lanzar estertores, inútil espera...
Dispuestas a morir antes que caer en conquistadores de aventuras y falacias.
¿Existe el amor compartido o la vida es sueño?, cual Calderón enunciara, en temas diversos, preguntaba.
... El farol solar no bastaba y esa nube saturada de lágrimas y sonatas de relámpagos y sueños ni siquiera lograba el concierto de fertilizar el alma.
El corazón, deshabitado, sombrío... y sonreía
Carnavalesca mascadarada.
¿Arribarán las luces y la claridad de faroles candentes?
Ay no quiero ningún poeta, ni que hombre alguno, liviano de sentimientos, me escriba sus divagaciones esporádicas; aléjense libélulas fugaces....
Creo en Dios y en hombres que toman a féminas
Inspiración, cual cascadas de vida plenas,
misterios inconmensurables y riquezas infinitas...
Hoy, me tienen cansada los torpes artículitos y comentarios misóginos;
el cerebro descubre necios desvaríos de pobreza mayor de quienes atacan: la mujer, vaso engendrador de vida y amor..
.Conservo la credibilidad en verdaderos hombres.
que amar saben, en herencia de Dios.
Martha Elsa Durazzo Magaña
Derechos Reservados de autor 2015.
*Foto: Miriam Caloretti
